Los seres humanos padecemos del síndrome de déficit de la Naturaleza.
Nuestra desconexión con la fuente de sustento y vida, nos está pasando la factura.
Y es impagable, en los términos que hemos estando viviendo.
O re-conectamos con la vida, o nos extinguimos como humanidad.
Nos falta sol por la mañana, nos sobran noticias matutinas.
Nos falta el aire puro en los pulmones, nos sobra humo en las fábricas.
Nos falta fuego en la cocina, nos sobra comida chatarra.
Nos falta tierra en los zapatos, nos sobran llantas y gasolina.
Nos falta detenernos un buen rato, sin hacer nada, simplemente siendo todo.
Nos falta fluir con el sentido generoso de la vida, nos sobran luchas estériles por querer tener la razón.
Nos falta silencio, nos sobra ruido.
Nos falta soledad, nos sobran multitudes.
Nos falta presencia, nos sobran distracciones.
Nos falta re-conectar con la Madre Tierra que en este preciso instante está pariendo una nueva humanidad.